" Hemos dicho que el poeta defrauda
la creencia puesta en él,
muy principalmente a las mujeres;
todas le escriben para conocerlo,
despues lo dejan desoladas:
es demasiado chic. "

jueves, 17 de noviembre de 2011








Es entonces que escuchas nombrar un infierno
incrustado en la barra de los beduinos.
Una multitud de cadáveres emprende el regreso a casa
Lo escuchas nombrar;
Un camino amargo.

Si ya bien dijo Hegel:
Esto es
la caricatura de tu vida,
cuando el trago se precipita anestésico
en este pinche rincón infausto.
En un hotel que a ratos se transforma en bar,
o en el andén del metro que también es aeropuerto.

¿A que se deben estas letras, estos silencios,
estos dilers acompañándote en cada esquina?
Te grita que no lo necesitas y solo te hundes
en el melodrama de sus ojos.
El blues tristísimo y patético del no te engañes corazón
si ambos sabemos que mientes.

Escuchas un gemido o tal vez no escuchas nada,
ya no sabes en dónde empieza tu deseo.
Es verdad que no existen razones para seguir contigo,
pero a nadie le gusta estar solo
mejor quitarle las pulguitas a tu gato
cuatro vinos un acido
y que muerda todos los libros.

Estas tan estrellado,
grandísimo pendejo.
Es el mes de octubre y ya no hay más tempestades,
o tal vez las hay,
en ese lugar al que no regresaras jamás.

Solo necesitabas coger o cagar, comer bien,
anda, quédate conmigo, aunque sea una noche.

Y por algunas razones ya solo querías seguir drogado,
y sabías también,
     que solo existía algo mejor que eso,
y ese algo era huir,
huir en un performance vagabundo,
huir de un malísimo poema,
huir de las cantinas, de las putas,
huir de todos lados.

Siempre huir,
y sin pagar la cuenta.





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