Ahora tengo un gato,
Ahora también tengo una cama y el vaso de leche vacio,
vacio de todo, de sereno, de cariño, de mi total ineptitud colmado /
La paciencia / los tripies de 20 horas retorciéndome la mandíbula.
Antes también tenía un mejor amigo. Una mejor amiga
Bob Dylan y esas relecturas desesperadas de los cuentos de Flaubert.
Como escalar el gran árbol para después tirarse al vacío.
En la parte más profunda del comedor,
o con la puerta del frigo abierta toda la noche, soplándonos el beso letal
Y es que, todo esto tiene algo que no se alcanza a resumir,
ni en un millón de noches, o con los ojos abiertos al sol,
para decir deja ya de morirte, deja ya amor mío.
Ayer tu que fuiste lo que jamás encontrare, o lo que nunca viste en mi,
ni mis ojos, ni mis hombros, ayer tu que supiste irte sin volver la vista atrás
Tu todo tan tu y tan ausente de lo que verdadero te rodeaba,
el espacio blanco en el que ya nunca encontraras esa novela barata,
esa novela de algunos años atrás en donde el protagonista ya casi no piensa
y sin embargo nunca olvida, u olvida poco, olvida comer y olvida bañarse,
Aunque a estas alturas ya que carajo importa
Ahora nube camina sobre lo que no se llama cielo, ni se llama vientre
Ni se llama mujer a la que extraña sin necesitar nada más que una vocal
o un abecedario, o una melodía infinita en donde la calamidad es el trasfondo
El constante acabar de masturbarse para gritar, porque vagabundear es parecido
a no buscarte, o a buscarte en todos lados, ¿y que querías que hiciera entonces?
Ponerme a pensar que realmente somos humanos, somos dagas, o solo carne
Somos niños con la bolsa llena de dulces, llena de tachas, llena de vacio
Amor mío, ni Whitman ni Arp, ni tu cabello mal pintado destructor de días
y de ojos, destructor de sueños y falsos nombres, de rosas tan salvajes
o de días con un gato.
Amor mío, ya no mío, nunca mío ni nada ni todo, ni nadie ya nunca más