" Hemos dicho que el poeta defrauda
la creencia puesta en él,
muy principalmente a las mujeres;
todas le escriben para conocerlo,
despues lo dejan desoladas:
es demasiado chic. "

martes, 5 de julio de 2011


“…después de todo y sin ser presuntuoso
me habría invitado un trago
¡Qué difícil tarea la de decirle a Walt
que no deseo pasar con él la noche!
Demasiada luz para mí…”





Al principio lo único que quería era ser feliz y coger diario, vivir con esa morra y hacer flan cada dos días.
En la noche comprar chalupas con la viejita de enfrente.
Quería ser feliz y bañarme con ella tres o cuatro veces a la semana, o sea entre unas trece y diecisiete veces al mes.
Nunca me gustó desperdiciar tanta agua en baños diarios, pero me encantaba tomarla de la cintura, eso sí,
Mientras se agachaba pa embarrarse el jaboncito en el chamorro y yo ahí atrás de ella, con una erección y agarrándole el culito.
Al principio logre ser feliz por algún tiempo, solo quise descansar  y escribir algunos versos
De amor, o de calentura, o hasta del cosmos.
Que poca madre, en lugar de eso me fui quedando mudo y sordo y ya solo sabía escribir de muerte, como los viejos;
Ya solo sabía berrear hasta sangrarme la garganta
Pura novela policiaca y chaquetas dolorosas.
Comencé por visitar aquellos puteros que tanto le gustaban y de pronto estaba sin poder distinguir ni una silueta, ni una palabra. Pinches drogas.
Esas putas que resaltan una sola ausencia.
El color del que no pintamos las paredes se proyectaba días enteros en mis pupilas.
Negras.
Gigantes.
Ya sé, ya se carajo.
Ya sé que namas divago gacho, pero después me lo dijo o más bien lo gritó
Valen más un par de chelas y nunca has podido decir que no
El acorde ausentisimo era entonces cada elote que mis dientes ya no desgranaban,
Las cataratas en que implausible me arroje  se fueron congelando hasta ser una inmensa pared de hielo.
El sushi se mantuvo bueno a pesar de todo.
¿Querías ser la brasa roja ardiente
en aquel agujero imposible de enfocar?
¿Cómo para qué?
No lo sé,
a eso llamaste existencia.
Los monólogos de siempre  
LSD
Mientras esperábamos al tipo de las drogas Mario me pregunto si yo sabía hacer algo.
Ya sabes, esas preguntas que la gente suele hacer. -¿Cómo es esto Mario? Obviamente sirvo para muchas cosas, todos servimos de algo.
¿Como para qué? Tu / Es decir, ¿algún oficio?
-No sé a qué te refieres-
Pero bueno, hable vagamente de todas esas respuestas estúpidas que puede dar un vago necio como Johnny 
Herencias o talentos innatos de origen más bien genético que en realidad no existen.
Vaya cosas.
Sin embargo a veces no hay lágrimas.
Hoy existo aquí, vana certeza, pero también dulce como este tequila
Mi gato maúlla con alardes de violenta tristeza
A veces lo abandono por días y luego llego directamente a remarcar los versos de siempre
A caminar de vagabundo sobre los mismos rastros de miradas que me cansé de escribir
¿Cómo?
-Exactamente eso. No creo servir de nada Mario, pero tampoco hay lágrimas.
Relájate hombre, leé a Whitman y parecerá que nada es realmente malo
Mastúrbate y comulga con el paisaje. Acto seguido a la chaqueta, regresa Whitman
Y fíjate, la luz que se refleja en algunos acentos es en verdad una maravilla.
¿Entonces qué paso?
Nada
¿Qué significa esa algarabía sobre la virtud y el vicio?
El mal me impele y la reforma del mar me incita. Pero
Permanezco indiferente;
Mi actitud no es ni la del inquisidor ni la del recusante;
Me limito a regar las raíces de todo cuanto crece.


Al final nunca pude decir nada.


























Mogwai - Stop Coming to my House

No hay comentarios:

Publicar un comentario